Infección por Cándida glabrata: cómo detectarla y tratarla eficazmente

Cándida glabrata: una infección más resistente de lo que crees

Infección por Cándida glabrata

La Cándida glabrata es un tipo de hongo que forma parte de la microbiota natural del cuerpo humano, pero que en ciertas circunstancias puede causar infecciones, especialmente en personas con defensas bajas o tras el uso prolongado de antibióticos.

A diferencia de la conocida Cándida albicans, esta especie puede presentar mayor resistencia a los tratamientos comunes, lo que hace que sus infecciones sean más difíciles de erradicar.




¿Qué es la Cándida glabrata?

La Cándida glabrata es un hongo levaduriforme que suele encontrarse en el tracto gastrointestinal, mucosa oral, vaginal y en la piel. En condiciones normales no genera problemas, pero cuando hay un desequilibrio en la flora o una disminución de las defensas, puede volverse patógeno y causar infecciones fúngicas, conocidas como candidiasis.

Se trata de una de las especies de Candida más frecuentes, después de C. albicans, pero con una particularidad: su resistencia natural a los antifúngicos tradicionales como el fluconazol.

Síntomas más comunes de la infección por Cándida glabrata

Los síntomas dependen de la zona afectada, pero suelen incluir:

  • Candidiasis vaginal: ardor, picazón intensa, flujo blanco o amarillento, molestias al orinar o tener relaciones
  • Candidiasis oral: placas blancas en lengua y mucosa, sabor metálico, ardor o sequedad
  • Candidiasis intestinal: hinchazón abdominal, gases, diarrea, malestar digestivo persistente
  • Candidiasis cutánea: enrojecimiento, picazón y lesiones en pliegues de la piel

En casos más graves, puede provocar infecciones sistémicas (candidemia), especialmente en personas inmunodeprimidas, con catéteres o en cuidados intensivos.




¿Qué causa el crecimiento de Cándida glabrata?

Entre los factores más comunes que pueden favorecer su proliferación se encuentran:

  • Uso prolongado de antibióticos de amplio espectro
  • Tratamientos con corticoides o inmunosupresores
  • Diabetes mal controlada
  • Hormonoterapia o uso de anticonceptivos orales
  • Estrés crónico y dieta alta en azúcares
  • Uso frecuente de lavados vaginales o productos irritantes

La combinación de estos factores puede alterar la flora protectora del cuerpo y permitir que este hongo se multiplique en exceso.




Tratamiento de la Cándida glabrata

El tratamiento depende de la localización y la gravedad de la infección. En muchos casos, es necesario realizar un cultivo y antibiograma para confirmar la especie y determinar qué antifúngico será eficaz.

Opciones de tratamiento:

  • Antifúngicos tópicos: clotrimazol, nistatina (en casos leves o localizados)
  • Antifúngicos sistémicos: voriconazol, posaconazol, caspofungina (para casos resistentes)
  • Probióticos específicos: como Lactobacillus rhamnosus o Lactobacillus reuteri para restaurar la flora
  • Cambios en la dieta: reducir azúcares, harinas blancas y alimentos fermentados

El tratamiento debe ser supervisado por un profesional, especialmente porque esta levadura puede resistir terapias comunes y requerir combinaciones específicas.

Claves para prevenir la Cándida glabrata

  • Evitar el uso innecesario de antibióticos
  • Mantener una buena higiene íntima sin productos agresivos
  • Reducir el consumo de azúcar y harinas refinadas
  • Usar ropa interior de algodón y evitar la humedad
  • Consumir probióticos, especialmente tras tratamientos médicos
  • Controlar enfermedades de base como la diabetes




Lo que debes saber si te diagnostican Cándida glabrata

Si un cultivo detectó Cándida glabrata, es importante no subestimar la infección aunque los síntomas sean leves. Este hongo puede ser más persistente que otras especies y requiere tratamiento adecuado, cambios en la dieta y, en muchos casos, un refuerzo de la flora intestinal o vaginal.

No te automediques ni prolongues tratamientos sin control médico, ya que podrías favorecer la resistencia del hongo y dificultar su erradicación futura.

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Los contenidos de Salud Plena son de carácter informativo. No sustituyen la consulta médica. Ante síntomas persistentes o infecciones recurrentes, consulta con tu profesional de confianza.

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